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jueves, 30 de agosto de 2012

en noches como ésta


Luna y ardora

LUNA

Abre el libro de la tarde por la página
en que la luna, siempre la luna, aparece

entre dos nubes, moviéndose tan lentamente que parecía
que hubieran pasado horas  antes de que llegaras a la página siguiente,

donde la luna, ya más brillante, tendiera un camino amenazador
que te apartará de lo conocido y te llevará

hacia esos lugares en los que ocurre lo que has deseado,
una sílaba solitaria puesta como una oración

al borde del sentido, esperando a que digas su nombre
una vez más cuando levantas la vista de la página

y cierras el libro, sintiendo todavía la emoción
de haber habitado en aquella luz, aquel repentino paraíso de sonido.

Mark Strand en "Hombre y camello"




martes, 28 de agosto de 2012

deseos y recuerdos




Al hilo del poema de Borges (el de la entrada anterior) que dice:
"Qué no daría yo por la memoria
 de que me hubieras dicho que me querías",

He leído esta mañana este poema que me lo ha recordado:


MIS MEJORES DESEOS

Que la vida te sea llevadera.
Que la culpa no ahogue la esperanza.
Que no te rindas nunca.
Que el camino que tomes sea siempre elegido
entre dos por lo menos.
Que te importe la vida tanto como tú a ella.
Que no te atrape el vicio
de prolongar las despedidas.
Que el peso de la tierra sea leve
sobre tus pobres huesos.
Que tu recuerdo ponga lágrimas en los ojos
de quien nunca te dijo que te amaba.

Amalia Bautista

Recuerdo también de mi amigo "Marinero" que suele decirme: "No te rindas nunca".
Espero ser capaz.


viernes, 24 de agosto de 2012





Elegía del recuerdo imposible


Qué no daría yo por la memoria
De una calle de tierra con tapias bajas
Y de un alto jinete llenando el alba
(Largo y raído el poncho)
En uno de los días de la llanura,
En un día sin fecha.
Qué no daría yo por la memoria
De mi madre mirando la mañana
En la estancia de Santa Irene,
Sin saber que su nombre iba a ser Borges.
Que no daría yo por la memoria
De haber combatido en Cepeda
Y de haber visto a Estanislao del Campo
Saludando la primera bala
Con la alegría del coraje.
Qué no daría yo por la memoria
De un portón de quinta secreta
Que mi padre empujaba cada noche
Antes de perderse en el sueño
Y que empujó por última vez
El catorce de febrero del 38.
Qué no daría yo por la memoria
De las barcas de Hengist,
Zarpando de la arena de Dinamarca
Para develar una isla
Que aún no era Inglaterra.
Qué no daría yo por la memoria
(La tuve y la he perdido)
De una tela de oro de Turner,
Vasta como la música.
Qué no daría yo por la memoria
De haber sido auditor de aquel Sócrates
Que, en la tarde de la cicuta,
Examinó serenamente el problema
De la inmortalidad,
Alternando los mitos y las razones
Mientras la muerte azul iba subiendo
Desde los pies ya fríos.
Qué no daría yo por la memoria
De que me hubieras dicho que me querías
Y de no haber dormido hasta la aurora,
Desgarrado y feliz.

Jorge Luis Borges




viernes, 17 de agosto de 2012

Reflexión


"Júpiter y Tetis" de Ingres


(…)  No olvidaré nunca la admirable, la turbadora imagen que componían los brazos de mujer ciertas tardes parisinas en la estación del Este. No era el rostro, sino los brazos, los que tenían en la atmósfera, ya entonces enrarecida y falsa, ese acento único. El brazo de aquellas que aman verdaderamente, que lo perderían todo; ese brazo de la Tetis de Ingres, ese brazo creado para retener y mecer, ese brazo que torna la laxitud del codo tan conmovedora y ligeramente inquietante, que le permite encorvarse un poco hacia atrás (la posibilidad de un gesto así llega a ser trágica). Toda la mujer, todo lo que en sus formas de sentir no se encuentra alienado irremediablemente, se transfigura en el lujurioso y pródigo movimiento de ese brazo, movimiento del que acabo de recordar el extraño límite que le ha sido señalado, como para dar a entender que corre el peligro de dislocarse si se rebela. Todo esto es desafiado, ridiculizado y negado al máximo por la máquina de la guerra, de la excitación psíquica  en la que ninguna mujer rectamente amenazada su vida o la de los suyos. Me he quedado siempre estupefacto de que su voz no se hiciera escuchar, de que no intentara sacar todo el partido posible, el inmenso partido,  de los dos irresistibles e inapreciables acentos  que le han sido otorgados; uno para dirigirse al hombre en el amor, otro para atraer hacia ella la entera confianza del niño. ¡Qué prestigio, qué porvenir no hubiera tenido el grito de la mujer, ese grito en potencia, si en el curso de estos últimos años hubiera podido emitirse sobre todo en Alemania, ese grito de repulsa y alarma que por un maleficio, como en un sueño, tantas veces no consiguen que supere la virtualidad y que por imposible hubiera sido lo bastante fuerte para que no lograran sofocarlo! Después de tantas “santas” y heroínas nacionales que atizan la combatividad de uno y otro bando, ¿cuándo una mujer, sencillamente mujer, realizará el milagro muy diferente de extender los brazos entre los que van a combatir para decirles: sois hermanos? ¡Es necesario que el yugo aplaste a la mujer para que en semejante situación no perciba alguna posibilidad de representar su papel, para que abdique irremisiblemente ante las fuerzas que le son manifiestamente contrarias! Es tan aguda esta crisis que, que por mi parte no encuentro más que una solución: ha llegado el momento de revalorizar las ideas femeninas a expensas de las masculinas, cuya derrota se consuma actualmente en forma bastante tumultuosa. Aunque no fuera más que como protesta contra esta escandalosa situación, es al artista, en particular, a quien le corresponde implantar hasta el máximo todo aquello que se desprende del sistema femenino del mundo en oposición al sistema masculino, extraer sus materiales exclusivamente de las facultades de la mujer, realzar, y mejor aún,  apropiarse hasta hacerlo celosamente suyo todo lo que la distingue del hombre en relación con las formas de juzgar y querer.

André Breton en “Arcane 17”. Escrito en 1944



miércoles, 15 de agosto de 2012

Final ... decepcionante?


(Homenaje a Rothko)
Con todo mi respeto hacia Rothko que
entregó su vida a la pintura


Homenaje a Raymond Queneau


“Para los más escépticos: a cada primer verso (un total de diez) pueden corresponderle diez segundos versos diferentes. Por tanto, hay cien combinaciones diferentes de los dos primeros versos; si añadimos el tercero, habrá mil, y, para los diez sonetos completos de 14 versos, tenemos el resultado anunciado al principio: 10 14.
                                                                     Raymond Queneau"


Menos 000, y hacemos honor al título."


He ido cogiendo un verso diario, elegido al azar, y el resultado ha sido este soneto:

Llega el común hastío con su manto de guerrero
Sus letras son de un hombre que en mi mente camina
Linde o flujo voraz que no se difumina
La gota suspendida dudando en el alero

Como duna que emerge se extiende el derrotero
La lluvia horada en mí, me envuelve la neblina
El cuerpo, pan mojado, se ha vuelto luz mezquina
Se esparce el fruto amargo en forma de aguacero

Tu deseo no sale del estado latente
Cuando el temor se inicia y demanda obediencia
Cuando pone en la piel su lengua de serpiente

Múltiple y solitaria se siente su presencia
El regalo forzoso al bello indiferente
No está en venta el paisaje que inventó la carencia.


(Aunque he de confesar que, sin dudar, me gusta mucho más cada verso por separado que el conjunto final.)





domingo, 5 de agosto de 2012

Paréntesis (II)





(…)
“Es cierto que a veces la gente también sentía cosas para las que no había palabras, y no se hablaba de ellas. Es posible que la emoción más vieja del mundo fuera la de sentirse conmovido; pero describirla –nombrarla siquiera- debía de ser como tratar de apresar algo invisible.
(También es posible que el sentimiento más antiguo del mundo fuera, sencillamente, la confusión.)
Una vez la gente empezó a sentir, creció el deseo de sentir. Todos querían sentir más y más profundamente, aunque doliera. La gente se hizo adicta al sentimiento. Peleaba por descubrir sentimientos nuevos. Es posible que así naciera el arte. Se creaban nuevas clases de alegría al tiempo que nuevas clases de tristeza. La eterna decepción de lo que es la vida; el alivio de un respiro inesperado; el miedo a la muerte.
Ni siquiera hoy en día existen todos los sentimientos posibles. Faltan todavía los que están más allá de nuestra capacidad y nuestra imaginación. Muy de tarde en tarde, cuando aparece una música como nadie había compuesto, un cuadro como nadie había pintado o alguna cosa imposible de predecir, entender ni describir, irrumpe en el mundo un sentimiento nuevo. Y entonces, por millonésima vez en la historia del sentimiento, el corazón se eleva y absorbe el impacto.”

Nicole Krauss en “La historia del amor”

Hoy es mi cumpleaños y he querido regalar, a quien quiera disfrutarlo, este texto. Un fragmento del libro que estoy leyendo y que es uno de los más bellos que he leído últimamente. Realmente me ha conmovido y mi corazón se ha elevado y ha absorbido el impacto.
Gracias, amigos.


jueves, 2 de agosto de 2012

(paréntesis)


Willy Ronis


Amé las desapariciones y ahora el último rostro ha salido de mí.

He atravesado las cortinas blancas:

ya sólo hay luz dentro de mis ojos.

Antonio Gamoneda en "Libro del frío"