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viernes, 17 de agosto de 2012

Reflexión


"Júpiter y Tetis" de Ingres


(…)  No olvidaré nunca la admirable, la turbadora imagen que componían los brazos de mujer ciertas tardes parisinas en la estación del Este. No era el rostro, sino los brazos, los que tenían en la atmósfera, ya entonces enrarecida y falsa, ese acento único. El brazo de aquellas que aman verdaderamente, que lo perderían todo; ese brazo de la Tetis de Ingres, ese brazo creado para retener y mecer, ese brazo que torna la laxitud del codo tan conmovedora y ligeramente inquietante, que le permite encorvarse un poco hacia atrás (la posibilidad de un gesto así llega a ser trágica). Toda la mujer, todo lo que en sus formas de sentir no se encuentra alienado irremediablemente, se transfigura en el lujurioso y pródigo movimiento de ese brazo, movimiento del que acabo de recordar el extraño límite que le ha sido señalado, como para dar a entender que corre el peligro de dislocarse si se rebela. Todo esto es desafiado, ridiculizado y negado al máximo por la máquina de la guerra, de la excitación psíquica  en la que ninguna mujer rectamente amenazada su vida o la de los suyos. Me he quedado siempre estupefacto de que su voz no se hiciera escuchar, de que no intentara sacar todo el partido posible, el inmenso partido,  de los dos irresistibles e inapreciables acentos  que le han sido otorgados; uno para dirigirse al hombre en el amor, otro para atraer hacia ella la entera confianza del niño. ¡Qué prestigio, qué porvenir no hubiera tenido el grito de la mujer, ese grito en potencia, si en el curso de estos últimos años hubiera podido emitirse sobre todo en Alemania, ese grito de repulsa y alarma que por un maleficio, como en un sueño, tantas veces no consiguen que supere la virtualidad y que por imposible hubiera sido lo bastante fuerte para que no lograran sofocarlo! Después de tantas “santas” y heroínas nacionales que atizan la combatividad de uno y otro bando, ¿cuándo una mujer, sencillamente mujer, realizará el milagro muy diferente de extender los brazos entre los que van a combatir para decirles: sois hermanos? ¡Es necesario que el yugo aplaste a la mujer para que en semejante situación no perciba alguna posibilidad de representar su papel, para que abdique irremisiblemente ante las fuerzas que le son manifiestamente contrarias! Es tan aguda esta crisis que, que por mi parte no encuentro más que una solución: ha llegado el momento de revalorizar las ideas femeninas a expensas de las masculinas, cuya derrota se consuma actualmente en forma bastante tumultuosa. Aunque no fuera más que como protesta contra esta escandalosa situación, es al artista, en particular, a quien le corresponde implantar hasta el máximo todo aquello que se desprende del sistema femenino del mundo en oposición al sistema masculino, extraer sus materiales exclusivamente de las facultades de la mujer, realzar, y mejor aún,  apropiarse hasta hacerlo celosamente suyo todo lo que la distingue del hombre en relación con las formas de juzgar y querer.

André Breton en “Arcane 17”. Escrito en 1944



2 comentarios:

  1. Bretón!! Al principio le tenía un poco de tirria. Siempre fui daliniano antes que bretoniano. No soportaba que este "intelectual" menospreciara al genio de Cadaqués. Luego, cuando me leí "El Manifiesto Surrealista" dejé de pensar en Bretón como un antidaliniano y llegué a la conclusión que realmente era Dalí quien se separó del ideal surrealista. Me encanta el surrealismo de la primera etapa de Dalí, me fascinan los cuadros oníricos de Tanguy y las inquietantes pinturas de Magritte. Joé, que rollo te estoy metiendo. Realmente, ¿a quién le interesan mis gustos? Seré tonto-baba.

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  2. Por cierto, Tetis es un satélite de Júpiter

    ¿Y qué, tonto-baba?

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