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miércoles, 28 de agosto de 2013

Nostalgia de la luz



REFUGIARSE EN LAS ESTRELLAS. MIRANDO HACIA ATRÁS

Hace unos días, Gervasio Sánchez nos recordaba en twitter que el próximo 11 de septiembre se cumplirán cuarenta años del golpe militar chileno. Y nos recomendaba un documental: “Nostalgia de la luz”. Magnífico documental.
Dice uno de protagonistas del documental: “Yo no podría olvidar. Yo tendría la obligación ética de recoger esa memoria. Es imposible olvidar a nuestros muertos. Hay que mantenerlos en la memoria”… “Olvidar una tragedia de esa naturaleza es absolutamente imposible”.
Las familias tenemos el derecho a saber dónde están nuestros muertos y desaparecidos, y saber qué pasó. Y  hay aún tantos desaparecidos en Chile y aquí, que no podemos (ni queremos) olvidar ni perdonar. En nuestro país aún no se ha juzgado ni condenado la dictadura.
Es más, aquí proliferan cada vez más las voces “cara al sol”, las del aguilucho, las de apología de un terrorismo que aún sigue impune. Tenemos esa cuenta aún pendiente en este país que vendió esa Memoria, que nunca debemos perder, en una Transición de hojalata.
“Yo creo que la memoria tiene fuerza de gravedad, siempre nos atrae. Los que tienen memoria son capaces de vivir en el frágil tiempo presente, los que no la tienen no viven en ninguna parte".
Hay dos cosas que no nos pueden robar: nuestra memoria y nuestros sueños.
Aquí un enlace para ver el documental: Nostalgia de la luz”. También pueden buscarla en cualquier plataforma para descargarla de la red.

Háganse el favor, tómense un tiempo, apenas 90 minutos. Es imprescindible. Yo he llorado viéndolo.

Monalisa



lunes, 26 de agosto de 2013

Yo soy un cronopio




Historias de cronopios y de famas (y de esperanzas)

Viajes

          Cuando los famas salen de viaje, sus costumbres al pernoctar en una ciudad son las siguientes: Un fama va al hotel y averigua cautelosamente los precios, la calidad de las sábanas y el color de las alfombras. El segundo se traslada a la comisaría y labra un acta declarando los muebles e inmuebles de los tres, así como el inventario del contenido de sus valijas. El tercer fama va al hospital y copia las listas de los médicos de guardia y sus especialidades.
          Terminadas estas diligencias, los viajeros se reúnen en la plaza mayor de la ciudad, se comunican sus observaciones, y entran en el café a beber un aperitivo. Pero antes se toman de las manos y danzan en ronda. Esta danza recibe el nombre de Alegría de los famas.
         Cuando los cronopios van de viaje, encuentran los hoteles llenos, los trenes ya se han marchado, llueve a gritos, y los taxis no quieren llevarlos o les cobran precios altísimos. Los cronopios no se desaniman porque creen firmemente que estas cosas les ocurren a todos, y a la hora de dormir se dicen unos a otros: “La hermosa ciudad, la hermosísima ciudad”. Y sueñan toda la noche que en la ciudad hay grandes fiestas y que ellos están invitados. Al otro día se levantan contentísimos, y así es como viajan los cronopios.
          Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a ver porque ellas no se molestan.


Conservación de recuerdos

          Los famas para conservar sus recuerdos proceden a embalsamarlos en la siguiente forma: Luego de fijado el recuerdo con pelos y señales, lo envuelven de pies a cabeza en una sábana negra y lo colocan parado contra la pared de la sala, con un cartelito que dice: “Excursión a Quilmes”, o: “Fran Sinatra”.
          Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen: “No vayas a lastimarte”, y también: “Cuidado con los escalones”. Es por eso que las casas de los famas son ordenadas y silenciosas, mientras en las de los cronopios hay gran bulla y puertas que golpean. Los vecinos se quejan siempre de los cronopios, y los famas mueven la cabeza comprensivamente y van a ver si las etiquetas están todas en su sitio.


Sus historias naturales

Flor y cronopio

         Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar,
         pero piensa que es una crueldad inútil
         y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz.
         La flor piensa: “Es como una flor”.

Tortugas y cronopios

          Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
           Las esperanzas lo saben, y no se preocupan.
           Los famas lo saben, y se burlan.
         Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.

Julio Cortázar


Hoy  Cortázar debería cumplir 99 años, así que he pasado el día entero con él. He recogido aquí algunas de las “historias de cronopios y de famas” que tenía marcadas desde la primera vez que lo leí (hace ya tantos años). A la espera estoy de la edición conmemorativa del cincuentenario de RAYUELA que volveré a leer, no sé ya si por tercera o cuarta vez.
Porque, SÍ, creo que soy un cronopio. Y fuera llueve a gritos.







sábado, 24 de agosto de 2013

Del amor y del olvido




Samba me ha destrozado un libro; sólo una parte. No entiendo cómo ha podido alcanzarlo porque desde el primer día los puse en los lugares a los que ella no puede llegar. Ella no sabe que es una de las peores cosas que me puede hacer. Aún así, me miraba con la cabeza gacha y como arrepentida.
Ha sido en la noche, mientras yo dormía. Amaneció el salón lleno de pedacitos blancos. Y entre los pedacitos, una página intacta arrancada del libro, no me explico cómo ha podido ser.
He guardado fuera de su alcance la parte del libro que se ha salvado y he leído la página que milagrosamente se ha conservado entera.


                          5

Atolondrado y confuso,
demasiado lleno de ruidos
sin centro ni reposo,
desconectado del otro lado de la piel,
aturdido por el interminable crujir de este corazón,
tierra cuarteada, ceniza gris en el pecho,
así pasan estas noches de calor y duermevela,
estas noches en que no estoy contigo.


Darío Jaramillo Agudelo en “Del amor, del Olvido”





miércoles, 21 de agosto de 2013

Lugares




Hay lugares
en donde todo lo que exitosamente nos habita
pareciera adensarse, ganar peso.
Nuestra carne es más viva, los oídos
creen oír cantar en el oscuro fondo.
Crece un bosque feliz en nuestro adentro
cargado de raíces. Nos amamos.

Hay lugares, en cambio, en los que alumbran
como piedras de sangre los fracasos.
Y somos, de repente,
ínfimos,
grises,
torpes.
Ballenas que se axfisian en la playa

o un paisaje
en que lucimos tristes como cardos.
Feos junto a los bellos. O cobardes
junto a los audaces.

Expuestos.
Sin sabernos. Y jurando
nuestro desconocido nombre en vano.

Piedad Bonett en "Explicaciones no pedidas"


Aunque nadie me ha pedido explicaciones: empiezo a sentirme, en este lugar que habito, triste como un cardo. Solitaria y vencida. Necesito irme. Me gustaría sentir crecer un bosque feliz dentro de mí. Si pudiera elegir, sería junto al mar.






domingo, 18 de agosto de 2013

Pequeño interior




Acoge los recuerdos como a huéspedes cálidos.
Deja que se conozcan, que se hurguen entre ellos,
que se lleven bien.

Enséñales la casa paso a paso:
dónde guardas la foto que los paró un momento,
dónde filtran las sombras su cuerpo definido,
dónde pueden estar sin que los notes.

Cuando adopten su sitio plenamente,
cuando aprendan la voz de tu rutina
y el incierto dictado a que responde,
deja que duerman hasta tarde,
que paseen sin rumbo, que se estiren, se encojan,
se fundan con tus sueños.

Pero no aceptes si quieren que los sigas.

Luis Muñoz en "Limpiar pescado. Poesía reunida" de Visor.



viernes, 16 de agosto de 2013

la luz





Me quedé dormida y soñé con una puerta que se abría.

(…)

Eres la puerta escavada en la roca que por fin se abre de par en par cuando la luz de la luna la ilumina. Eres la puerta en lo alto de la escalera que sólo aparece en sueños. Eres la puerta que deja en libertad al prisionero. Eres la puertecita labrada que da acceso a la capilla del Grial. Eres la puerta en el confín del mundo. Eres la puerta que abre a los ojos un mar de estrellas.
Ábreme. Ancha. Estrecha. Atraviésame y, haya lo que haya al otro lado, no podría ser jamás alcanzado si no es así. Por este tú. Esta hora. Este instante capturado que se abre a toda una vida.

(…)

Cuéntame una historia, Pew.
      ¿Qué historia?
      Esta.

Jeanette Winterson en "La niña del faro"



viernes, 9 de agosto de 2013


Bill Viola, "The lovers"

Pew, ¿por qué mi madre no se casó con mi padre?

         Nunca le dio tiempo. Él iba y venía.
         ¿Por qué Babel Dark no se casó con Molly?
         Dudaba de ella. Jamás debes dudar de la persona a la que amas.
         Pero puede que no te diga la verdad.
         No importa. Dile tú la verdad.
         ¿Qué quieres decir?
         No puedes ser la honradez de otra persona, pequeña, pero sí puedes ser tu propia honradez.
         Entonces, ¿qué debería decir?
         ¿Cuándo?
         Cuando ame a alguien.
         Deberías decirlo.

Jeanette Winterson en "La niña del faro"


miércoles, 7 de agosto de 2013

Confesiones de una intransigente (IV)





Absténganse los pusilánimes
los mediocres
los que mienten, los oscuros
los que nunca cambian de postura
los de la sonrisa turbia
los que contienen sus lágrimas
los que no quieren decir su nombre
y los que nunca piden perdón
los que se imponen, los impostores
los que juzgan
y siempre miden con la misma regla
los poliédricos de mil caras
los de cartón piedra
los que siempre pisan en seco
los rectos y los retorcidos
los que se miran el ombligo ...

No me llamen para negociar.
Negociar es ceder una parte importante de uno mismo.



Vengan los que dudan
los que cantan, saltan y
aún conservan al niño dentro
los de colores vivos
los que aún sueñan y vuelan
los que arden y los que se queman
los que tropiezan con las misma piedra
los que tienen el corazón dolorido
y aun así late desbocado
los anónimos
los inseguros
los que gustan mojarse de lluvia
los de viento y espuma
los que desarmados y poseídos
miran fielmente la misma luna
los de vino y rosas y
los de mal de amores
los que aman abrazan y besan
los de soledad sonora
los que gritan hasta dolerse …

Vengan pero vengan desnudos.

No habrá nada que negociar.

No es preciso ceder una parte
porque todo es nuestro
porque somos juntos.

Y nada más.


Monalisa



lunes, 5 de agosto de 2013




Llegar limpia de nombres
a tu nombre
sin gestos del pasado
ni voces que reclamen
como recién nacida
que viera por vez primera
a alguien
que no fuera su madre
sin ecos reconocibles
y poder nombrar nuestra mirada
con palabras nuevas
que contengan
la profundidad
del primer día sobre la tierra.

Neus Aguado


Del blog "Poesía del Toro de Barro"