Seguidores

jueves, 31 de octubre de 2013

soledad


 W.A. Bouguereau (Detalle)

Sola ya de toda soledad


                    He de buscar mi fe
                    otros dioses que me mantengan viva

                    Unos (otros) dioses
                    que no se alimenten de mis ruinas


El vacío es tan abierto que
no tiene puerta de salida


Monalisa



martes, 29 de octubre de 2013

abrigo eterno





SIEMPRE SERÁ MI AMIGO

SIEMPRE será mi amigo no aquel que en primavera
sale al campo y se olvida entre el azul festejo
de los hombres que ama, y no ve el cuero viejo
tras el nuevo pelaje, sino tú, verdadera

amistad, peatón celeste, tú, que en el invierno
a las claras del alba dejas tu casa y te echas
a andar, y en nuestro frío hallas abrigo eterno
y en nuestra honda sequía la voz de las cosechas

Claudio Rodríguez en "Conjuros"


* A los amigos del alma, esos peatones celestes, en tiempos de sol y de sombras. Gracias por las llamadas, la compañía y el abrigo eterno.



domingo, 27 de octubre de 2013

apenas quiero nada


Edward Hopper

No quisiera que en las grandes ocasiones
tengas que pensar en mí
ni que en tus decisiones importantes
tengas que pensar en mí
ni ser una de las bifurcaciones
entre los caminos a elegir.
Sé que eso no es lo mejor para ti.

Me basta con que me pienses
en  los días pequeñitos
los momentos sencillos
las lluvias cotidianas
las veces que ríes sin saber por qué
y me nombres en esos momentos
sin saber por qué
y que tampoco sepas explicar
por qué me piensas.

Lo que se puede explicar
es tan fácil y se
olvida tan pronto y tantas veces.

Ya ves
           apenas quiero nada
                                       sólo que me quieras cada día
sin darte ni cuenta.

Monalisa



viernes, 25 de octubre de 2013







¡Sólo por una vez que todo vuelva
a dar como si nunca hubiera dado!

Claudio Rodríguez




domingo, 20 de octubre de 2013

Memoria


Peter Davodson - el viaje


Pero sólo serás libre al llegar a Memoria
la ciudad donde habita tu único destino
el frío aguarda más allá de las patrias
más allá de los nombres conocidos.

Manuel Vázquez Montalbán ( “Ciudad” 1997)


Citado por Manuel Rico en “Fugitiva Ciudad” Poesía Hiperión
(Premio Internacional Miguel Hernández 2012)



jueves, 17 de octubre de 2013

Y el pan nuestro




Sólo conozco de ti
la sonrisa gioconda
con labios separados
el misterio
mi terca obsesión
de desvelarlo
y avanzar porfiado
y sorprendido
tanteando tu pasado
Sólo conozco
la dulce leche de tus dientes
la leche plácida y burlona
que me separa
y para siempre
del paraíso imaginado
del imposible mañana
de paz y dicha silenciosa
de abrigo y pan compartido
de algún objeto cotidiano
que yo pudiera llamar
nuestro

Juan Carlos Onetti



domingo, 13 de octubre de 2013

Porque sueño no lo estoy




“Porque sueño no lo estoy. Porque sueño, sueño. Porque me abandono por las noches a mis sueños antes de que me deje el día. Porque no amo. Porque me asusta amar. Ya no sueño. Ya no sueño. A ti la dama, la audaz melancolía, que con grito solitario hiendes mis carnes ofreciéndolas al tedio. Tú que atormentas mis noches cuando no sé qué camino de mi vida tomar… te he pagado cien veces mi deuda. De las brasas del ensueño sólo me quedan las cenizas de la mentira que tú misma me habías obligado a oír. Y la blanca plenitud, no era como el viejo interludio y sí una morena de finos tobillos que me clavó la pena de un pecho punzante en el que creí, y que no me dejó más que el remordimiento de haber visto nacer la luz sobre mi soledad.”

De la película "Léolo".

Ficha técnica





sábado, 12 de octubre de 2013

Cuándo perdimos la perspectiva


Artículo de Miguel Roig, hoy en el diario.es: "Cuándo perdimos la perspectiva"










Cualquier excusa sobra para rememorar nuevamente estos frescos que tanto amo. Esos rojos me mataron cuando los vi, y me sigue pasando.




menos hermosas y menos inocentes





LOS QUE NO SUEÑAN NUNCA

Las madrugadas
de aquellos que nunca tienen sueños
son limpias, como calles lavadas en la noche.
En sus manos no hay sangre de enemigos,
ni en sus ojos destellos de lujuria,
ni nostalgias confusas
ni violentos deseos
de volver a buscar lo ya perdido.
No hay rastro de vergüenza en los que nunca sueñan,
ni ese aire distraído, ensimismado,
del que en sus manos trae sólo pobres jirones.
No los vemos nunca
tratando de contar con gesto apasionado
y los ojos clavados en medio del vacío,
lo que a nadie interesa,
como viejos que jalan torpemente
la cuerda de sus años más antiguos.
Y sin embargo,
los que no sueñan nunca
tienen otras maneras de vivir sus dos vidas.
Tal vez menos hermosas y menos inocentes.

Piedad Bonet en "Explicaciones no pedidas"



jueves, 10 de octubre de 2013

Nunca te equivocaste






Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
Ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encapricho una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

Pedro Salinas



martes, 8 de octubre de 2013

quietas




El mar nunca propone la nostalgia
porque sólo regresa
en busca de un comienzo,
de unos ojos primeros,
de una torre sin marcas de combate,
de unos lentos tobillos indecisos
que lo sientan llegar con la extrañeza
del amor que precede al cuerpo del amor.

Pero tú eliges que las olas vengan
arrastrando fragmentos de un pasado
que simula el murmullo
azul de la memoria,
y la alta noche lo corona de fuego,
y lo secundan quietas
ilusiones perdidas.

Luis Muñoz.




viernes, 4 de octubre de 2013

texto/texturas


Y mirá que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para desencontrarnos minuciosamente. Como no sabías disimular me di cuenta enseguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos, y entonces primero cosas como estrellas amarillas (moviéndose en una jalea de terciopelo), luego saltos rojos del humor y de las horas, ingreso paulatino en un mundo-Maga que era la torpeza y la confusión pero también helechos con la firma de la araña Klee, el circo Miró, los espejos de ceniza de Vieira da Silva, un mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera como un alfil.

Julio Cortázar en "Rayuela"



 Paul Klee


Joan Miró


María Helena Vieira da Silva


martes, 1 de octubre de 2013

otoño




Este otoño que tanto te quiero
te regalo la lluvia.
La lluvia es todo:
es canción triste, es compañía,
es llanto persistente sobre todo el paisaje,
es la caricia que hace temblar el suelo
y elevar el sexo de las flores.
Es la orden húmeda que implanta
los más espesos olores.
Te la regalo porque es como tú,
extensa, repentina,
de estatura cansada por el sol de la tarde,
de ojos también cayéndose camino del invierno
y porque en ella yo me siento tan dulce
como me siento en ti.

De todo lo que vuela y nos hace sufrir
nada más compasivo y simple que la lluvia,
y nada tan frágil y a la vez tan invicto
y nada como su misma promesa de frutos y verdor.
Mírala, como un mar derrumbado,
como ruinas de una atmósfera de agua que existió.
Muchas veces
me empapa de nostalgia y me hace nudos
que escuecen al tragar.
Será porque la lluvia
cubre bosques que has amado conmigo,
nos ha mojado juntos, imparcial, minuciosa,
en lejanas provincias junto al mar.
Ya para siempre tendrás lo que te he dado,
de mi regalo nunca podrás huir
ni devolvérmelo.
Y cuando llueva, cada gota en tu cuerpo será un beso,
un beso que no pide nada a cambio,
que atravesará los impermeables, los paraguas,
diciéndote con su idioma monótono y dormido
que te quiero.

José María Parreño