Seguidores

jueves, 30 de enero de 2014

también Félix Grande


Félix Grande


Mes aciago para la poesía, ya nos han dejado algunos de los grandes y ahora otro grande, Felix. Félix Grande.
Pude verle una vez en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. A su lado estaba Curra (Francisca Aguirre, su mujer, también poeta). A mi lado un amigo del alma.
Leía el poeta unos versos de Javier Egea, y su voz no salía de la garganta, ni del pecho, ni del vientre. Venía de una profundidad indescifrable. Su voz era lenta y también sus manos, que me impactaron. Manos lánguidas, delgadas, blanquísimas: manos de poeta.

Hace poco un amigo publicó un poema de Felix Grande que me conmovió hasta las lágrimas, igual que hoy al releerlo.


La mujer de mi vida
duerme lucha en la cama a tos partida, contra
su catarro septuagenario.
Amor mío cúrate cúrame.
Tu tos brama en el cráter de mi miedo…

Cúrate, Curra. Tengo
una sorpresa polifónica
temblando en canas para ti:
¿Te acuerdas de hace medio siglo?

Contempla todo esto, mujer de tu hombre.
Pongo a tus pies mi oferta de alegría,
lo que me queda por vivir... Tenme.
Pongo a tus pies lo que me queda.

Siempre fuimos más jóvenes que hoy:
nunca tan juntos. Nunca tan destino.
Éste era el premio. Y aquí está. Y ahora:
precisamente arrugamente ahora.
Nuestra vida reunida, cauterizada, entera: mírala.
Mírale la carita a la palabra Ahora:
cinco letras omnipotentes.
...Yérguete de la silla. Apóyate en mi brazo.
Ponte guapa, que estamos convidados
a una pizca de tiempo inmenso.

Félix Grande en  “Libro de familia”.


Con Curra
Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé.  C.V. (También se leyó aquel día)





martes, 28 de enero de 2014







Ellos,
dueños de su circunferencia conquistada,
no saben
qué infecunda es la paz donde no habitas.

Piedad Bonnet





lunes, 27 de enero de 2014

Como la lluvia


Un día de febrero él llegó con un libro de J.E. Pacheco en la mano. Era un presente para mí que pedía sitio, muy educadamente, en las estanterías de casa.
Después supe que aquel momento marcaría un antes y un después en mi vida. Y la persona que me regaló el libro, y tantas cosas más, me descubrió un sentimiento que poca gente tiene el privilegio de conocer: El amor loco, el loco amor. El amor que trastoca en un momento y para siempre toda tu vida.

De ese presente, de ese libro, este eco de hoy.


Hoy vino a verme el que no fui:
aquel otro
ya para siempre inexistencia pura,
ardid verbal para el hubiera sido,
forma atenuada de decir no fue.

Ahora lo entiendo:
quien no fui ha triunfado,
la realidad no lo manchó, no tuvo
que adaptarse a la eterna sordidez,
jamás capituló ni vendió su alma
por una onza de supervivencia.

El que no fui se fue como si nada.
Ya nunca volverá, ya es imposible.

El que se va no vuelve aunque regrese.

José Emilio Pacheco en "Como la lluvia"





Gracias a J.E. Pacheco por toda una vida de poesía, y gracias a él por llenar tan cálidamente todas mi soledades.




sábado, 25 de enero de 2014

llenar el mañana de ternura


 Hossein Zare


No sabemos nada
si no es del leve instante. Somos
tan verdaderamente de él como es el ala
del aire en que se apoya. Sin embargo,
algo pudiera hacerse amando un poco
y llenar el mañana de ternura
con citarlo diciendo simplemente:
Sobre las ocho en punto donde sabes.

José Antonio Muñoz Rojas





martes, 21 de enero de 2014

los ojos imploran





 II

Hay quien toca el mantel, mas no la mesa;
el vaso, mas no el agua.
Quien pisa muchas tierras,
nunca la suya.
Pero ante esta mirada que ha pasado
y que me ha herido bien con su limpia quietud,
con tanta sencillez emocionada
que me deja y me da
alegría y asombro,
y, sobre todo, realidad,
quedo vencido. Y veo, veo, y sé
lo que se espera, que es lo que se sueña.

Lástima de saber en estos ojos
tan pasajeros, en vez de en los labios.
Porque los labios roban
y los ojos imploran.

Se fue.

Claudio Rodróiguez en el poema "La contemplación viva"





miércoles, 15 de enero de 2014

Juan Gelman


Con Macarena, su nieta recuperada


El dolor se asume y se asimila, nunca se supera. Caminas con él al lado, pero nunca se puede eludir pasando por encima de él, o sortearlo cavando un túnel que nos lleve al otro lado. Llega y se queda con nosotros como un huésped al que no has invitado.
Mirarlo con una sonrisa es un gesto de grandeza y valentía, y luchar por que ese huésped indeseable no se extienda a los demás es un acto de nobleza. Así Juan Gelman.
Me quedo con su lucha y su sonrisa. Y, por supuesto,  con su poesía.

El último libro que leí de Juan Gelman, “De atrasalante en su porfía”, termina con estos dos poemas.


SIGUE QUE SIGUE

El hilo tendido entre
lo que fue y lo que será es una
apuesta ciega. Sentir su cierzo
en pasos del recuerdo como
delicada pasión
es capaz de llorar en la esquina.
Las pesadillas de sí
son hierros que no se pueden doblar.
Aquello que aman se murió.
Hace sufrir la claridad
de una mañana buena que
confía en tus pasos y
nada pregunta. Caminar
por senderos de lo inesperado
prueba que los cisnes existen.
La luz que cae
no se puede sentir.



VISTAS

Mucho más que el encuentro es
el deseo incesante
que fabrica silencios.
El vacío no tiene solución
tiembla entre
su continuidad y su ruptura.
La sangre
se mueve contra
las leyes del estar.
La piel que arde solita
orbita en universos, se
parece a un alma sin agua.
Los oceanos de la razón
son espejismos del sueño sin sueño.
Nunca les crece la
verde ramita de lo que no fue.


Con su sonrisa





domingo, 12 de enero de 2014

HILANDO






(La hilandera, de espaldas, del cuadro de Velázquez)

Tanta serenidad es ya dolor.
Junto a la luz del aire
la camisa ya es música, y está recién lavada,
aclarada,
bien ceñida al escorzo
risueño y torneado de la espalda,
con su feraz cosecha,
con el amanecer nunca tardío
de la ropa y la obra. Este es el campo
del milagro: helo aquí,
en el alba del brazo,
en el destello de estas manos, tan acariciadoras
devanando la lana:
el hilo y el ovillo,
y la nuca sin miedo, cantando su viveza,
y el pelo muy castaño
tan bien trenzado,
con su moño y su cinta;
y la falda segura; sin pliegues, color jugo de acacia.

Con la velocidad del cielo ido,
con el taller, con
el ritmo de las mareas de las calles,
está aquí, sin mentira,
con un amor tan mudo y con retorno,
con su celebración y con su servidumbre.

Claudio Rodríguez










jueves, 9 de enero de 2014

Ha muerto Castellet




Hay muy pocas cosas nuevas que yo pueda decir de J.M. Castellet. Dedicó su vida a la literatura e hizo muchísimo por la poesía catalana. Cuenta, entre otros muchos, con el Premio Nacional de las Letras en 2010. Pero para mí siempre será el autor de la antología poética "Nueve novísimos poetas españoles". Es uno de mis libros imprescindibles, que siempre tengo a mano y releo con frecuencia.

Desde aquí, mi reconocimiento y un humilde homenaje.


PRIMER AMOR

                                                                              ...ora
                                                             sei rimasta sola...

                                             Riki Gianko-Miki del Prete



Esta sonrisa que me llega como el poniente
que se aplasta contra mi carne que hasta entonces sentía sólo calor o frío
esta música quemada o mariposa débil como el aire que quisiera tan sólo un alfiler para evitar su            caída
ahora
cuando el reloj avanza sin horizonte o luna sin viento sin bandera
esta tristeza o frío
no llames a mi puerta deja que el viento se lleve tus labios
este cadáver que todavía guarda el calor de nuestros besos
dejadme contemplar el mundo en una lágrima
ven despacio hacia mí luna de dientes caidos
Dejadme entrar en la cueva submarina
atrás quedan las formas que se suceden sin dejar huella todo lo que pasa y se deshace dejando              tan sólo un humo blanco
atrás quedan los sueños que hoy son sólo hielo o piedra
agua dulce como un beso desde el otro lado del horizonte

Pájaros pálidos en jaulas de oro.

Leopoldo María Panero en "Nueve novísimos poetas españoles"





lunes, 6 de enero de 2014

Arcoiris





A veces
por supuesto
usted sonríe
y no importa lo linda
o lo fea
lo vieja
o lo joven
lo mucho
o lo poco
que usted realmente
sea
sonríe
cual si fuese
una revelación
y su sonrisa anula
todas las anteriores
caducan al instante
sus rostros como máscaras
sus ojos duros
frágiles
como espejos en óvalo
su boca de morder
su mentón de capricho
sus pómulos fragantes
sus párpados
su miedo

sonríe
y usted nace
asume el mundo
mira
sin mirar
indefensa
desnuda
transparente

y a lo mejor
si la sonrisa viene
de muy
de muy adentro
usted puede llorar
sencillamente
sin desgarrarse
sin desesperarse
sin convocar la muerte
ni sentirse vacía

llorar
sólo llorar

entonces su sonrisa
si todavía existe
se vuelve un arcoiris.

Mario Benedetti.



*Forma parte de mi regalo de Reyes. Del rey de mi corazón.




domingo, 5 de enero de 2014

Confesiones de una intransigente VI




Es cansado hablar en el desierto
porque el viento te devuelve
tu propia voz
y aunque no la reconozcas
es cansado intuir que
llevas razón

Es cansado emprender
la conquista cada día
emprenderla
siempre desde el principio

Es cansada la espera
es cansado no terminar
de conocerse
es cansado no saber
por más que se quiera
y es más cansado no saber amarte
por no saber lo que quieres

Es cansada la prudencia
madre de la soledad
no perderse nunca a
fuerza de meditar el camino

Realmente el mundo cree que
yo no soy nada y no soy nada
nada
salvo un peso inútil
cuando cae la noche
                        y es cansado

Es cansado, muy cansado
la constante indecisión

Es cansado estar cansado

Monalisa



sábado, 4 de enero de 2014

Derechos


Solamente he abierto el libro al azar y ha salido esta página:


DERECHOS

Las piedras y los palos,
los gritos, los cristales y las huelgas,
derechos inalienables
del hambre.

Fernando León de Aranoa en "Aquí yacen dragones"



"La sublevación" de Daumier





miércoles, 1 de enero de 2014

entre sueños



Canasta de luz (Flor Garduño)


Conozco tu ternura
Como la misma palma de mi mano.
A veces entre sueños la recuerdo
Como si ya la hubiese perdido alguna vez.
Casi todas las noches
Casi todas las veces que me duermo
En ese mismo instante
Tú con tu suave abrazo me confinas
Me rodeas
Me envuelves en la tibia caverna de tu sueño
Y apoyas mi cabeza sobre tu hombro.

Idea Vilariño