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miércoles, 28 de enero de 2015

El vestido






Se me secó el alma.
Como un alma arrojada al fuego,
pero no del todo,
no hasta la aniquilación. Sedienta,
siguió adelante. Crispada,
no por la soledad sino por la desconfianza,
el resultado de la violencia.

El espíritu, invitado a abandonar el cuerpo,
a quedar expuesto un momento,
temblando, como antes
de tu entrega a lo divino;
el espíritu fue seducido, debido a su soledad,
por la promesa de la gracia.
¿Cómo vas a volver a confiar
en el amor de otro ser?
Mi alma se marchitó y se encogió.
El cuerpo se convirtió en un vertido demasiado
grande
            para ella.

Y cuando recuperé la esperanza,
era una esperanza completamente distinta.

Louise Gluck en "Vita Nova"




viernes, 23 de enero de 2015

Neruda, Pablo






Neruda nunca se ha ido de mi vida. Lo descubrí muy pronto, aparece siempre cuando menos lo espero y es una sorpresa siempre entrañable, maravillosa. Conservo de él algunos de los recuerdos más preciados de mi vida. Los guardo con mucho cuidado en donde sé que nunca se perderán y los miro, leo, escucho de vez en cuando.
He leído varias veces en estos días la noticia de la publicación de sus poemas inéditos con el precioso y sugerente título de “Tus pies toco en la sombra”, una flor fresca entre tanta náusea que nos traen las noticias de estos días. Y a la espera de que pueda ir a comprar el libro, o que algún alma generosa me lo pueda comprar, releo (como tantas veces en mi vida) poemas de sus libros que andan por aquí, por esta casa desordenada en mi orden y en mis posibilidades.

Nosotros preferimos llamarle Pablo, tan cercano siempre él.


II

Amor, cuántos caminos hasta llegar a un beso,
qué soledad errante hasta tu compañía!
Siguen los trenes solos rodando con la lluvia.
En Taltal no amanece aún la primavera.

Pero tú y yo, amor mío, estamos juntos,
juntos desde la ropa a las raíces,
juntos de otoño, de agua, de caderas,
hasta ser sólo tú, sólo yo juntos.

Pensar que costó tantas piedras que lleva el río,
la desembocadura del agua de Boroa,
pensar que separados por trenes y naciones

tú y yo teníamos que simplemente amarnos,
con todos confundidos, con hombres y mujeres,
con la tierra que implanta y educa los claveles.

“Cien sonetos de amor” de Pablo Neruda




(...)

Y aquella vez vez fue como nunca y siempre:
vamos allí donde no espera nada
y hallamos todo lo que está esperando.










jueves, 15 de enero de 2015

No les creas




No les creas cuando te muestren
la foto de mi cuerpo,
no les creas.
No les creas cuando te digan
que la luna es la luna,
si te dicen que la luna es la luna,
que ésta es mi voz en una grabadora,
que ésta es mi firma en un papel,
si dicen que un árbol es un árbol,
no les creas,
no les creas
nada de lo que te digan,
nada de lo que te juren,
nada de lo que te muestren,
no les creas.

John Berger




sábado, 10 de enero de 2015

El viaje






Sólo quiero tu casa de ternura,
vivir en su calor.
Eres el mar y la orilla segura
porque el único viaje es el amor.

Reconocer tu alma, qué aventura
de mágico sabor.
Allí tendré profundidad y altura
porque el único viaje es el amor.

Besos desconocidos como puertos
esperan bajo un cielo de mirada.
-Lo demás es dolor.

Hoy vuelvo de países que están muertos,
después de un mar que no me dijo nada,
porque el único viaje es el amor.


María Elena Walsh




martes, 6 de enero de 2015

veinticinco





Naciste con el frío como los brotes de un rosal
con tu cuerpo de luciérnaga
tantas veces mecido en mis brazos
hiciste de mi vida un barco de ilusiones
fértil esperanza y un cálido porvenir

¿Recuerdas cuando recitábamos
los versos de Espronceda?
casi no sabías hablar
y los rematabas con un sonoro “Estampún”
gesticulábamos con los brazos
y reíamos, reíamos mucho

Ahora me regalas tú los versos
sin recitarlos nos entendemos
sin siquiera abrir los labios
de tanto conocer nuestras miradas

El mar, la montaña, el verde,
fauna y flora marcescente  -“una palabra muy bonita”
es tu pasión de ahora
me cuentas tus historias de tanta naturaleza
y las disfruto al sentir el entusiasmo y la emoción en tu voz

Siempre he aprendido mucho de ti

Que sigas siendo generoso y amable
como siempre
entregado a un amor tan feliz
que nace nuevo cada día

Que la vida no te cierre puertas
ni alegrías ni sueños ni amor
y cuando vuelvas
entre risas te volveré a decir:
“dame un abrazo de oso”
y nos meceremos los dos

Te quiero


Monalisa




domingo, 4 de enero de 2015

Brindis por el nuevo año






A mitad de enero en la valla publicitaria de enfrente, que a las seis de la tarde ya estaba a oscuras, sobre las piernas largas de esa modelo que anuncia un perfume se detendrá un sol imprevisto, muy dulce.


Al inicio de febrero, llore o ría la Candelaria, se despertará la savia de los árboles y apuntarán las gemas en las ramas desnudas.

En marzo muchos sueños que uno alimentó con el año nuevo ya habrán sido derrotados: no has encontrado trabajo y tampoco has adelgazado; en cambio, las flores que perdieron los almendros han sido recuperadas por los cerezos. Pese a todo, deberás seguir adelante, puesto que el sol cumplirá con su oficio inexorable sin contar con las tormentas del corazón.

Puede que este sea el artículo malo que uno repite siempre al comenzar el año, pero el sol, siendo como es una bomba de hidrógeno, también se repite y no pasa nada.

Mientras las gotas metálicas del deshielo caen de los cobertizos sobre el humeante estiércol del ganado, de la última nieve resplandeciente de abril nacerán rosas en mayo y las nubes pasarán por las veletas de los campanarios cargadas de bienes o llenas de maleficios contra el trigo y el viñedo que peina las lomas.

Sin duda, ante la puerta del verano, con la fe renovada, pensarás: tengo que rebelarme, no voy a dejar que me machaquen más, quiero luchar.

Aquellas gemas que despertó la savia serán frutas en los mercados, cerezas de junio, ciruelas de julio, fresquillas de agosto, moscatel de septiembre.

Mientras el sol decline la luz para pudrir las hojas amarillas de otoño, si finalmente has conseguido no rendirte, obtendrás también tu propia cosecha, tal vez la brisa deliciosa de un amor, el deleite de las risas con los amigos, la gracia de un placer secreto que te conceda un dios pagano.

Cuando en noviembre se cierren los días y el recuerdo de los muertos fermente bajo tierra, surgirá del légamo el presagio de que todo va a resucitar de nuevo.

Diciembre dejará caer el sol en el abismo, pero con el solsticio de invierno volverá a crecer desde las tinieblas y ese será el momento de recuperar la inmortalidad de cada hora.

Ante la orilla sagrada donde nos espera el destino, levanta la copa y brinda por los buenos días del pasado y por todos los sueños imposibles. Seguir vivos es la victoria.


Manuel Vicent. Publicado en "El toro celeste"  enlace original